jueves, 6 de octubre de 2011

Ecos



"En puro enfrente del otro taller donde estábamos había un monasterio y todos los que trabajábamos ahí eramos bien pasados. Una vez agarramos a uno que era más bajito que yo, imagínate... lo agarramos entre todos y lo amarramos de piernas y manos, y lo metimos a una bolsa negra de las de la basura y lo dejamos en la puerta del monasterio, tocamos y corrimos. Desde enfrente veíamos como pataleaba dentro de la bolsa hasta que lo sacaron las monjas. Todos estábamos muertos de risa afuera del taller."
                                                                                                                         Heriberto


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